La construcción de la Lonja, popularmente conocida como «llonja», en la comunidad valenciana y las islas Baleares,[2] se ha interpretado como el resultado de la prosperidad comercial conseguida por Valencia en el siglo XV, como un símbolo del poder de la ciudad para atraer a los comerciantes, en un momento en que ya se vislumbraban tiempos difíciles para la economía local derivados por el descubrimiento de América y el consiguiente desplazamiento del comercio del Mediterráneo hacia el Atlántico.[Notes 1]

Las lonjas de comercio en la Corona de Aragón se construían siguiendo el mismo esquema: una sala de planta rectangular sostenida por columnas. La de Valencia fue precedida por la Lonja de Barcelona (1380-1392), la Lonja de Palma (1420-1448),con unos pilares helicoidales donde se sostienen las bóvedas de crucería de tres naves.[3] Entre los años 1541 y 1551 se edificó la lonja de Zaragoza del mismo tipo, pero ya con estilo renacentista. Considerando que el esquema arquitectónico era siempre el mismo, el Consejo General de la Ciudad, en 1469, insistió en la belleza del edificio que debía ser: «muy bella, magnífica y suntuosa, la cual sería honor y ornamento de esta insigne ciudad». [4] Superar la lonja de Barcelona no parecía demasiado difícil , ya que las soluciones arquitectónicas de ésta habían quedado anticuadas para los maestros picapedreros de las postrimerías del siglo XV. Lo que fue un reto era superar la espléndida lonja de Palma construida por Guillem Sagrera, uno de los grandes maestros de la arquitectura gótica mediterránea, inspirarse en ella y superarla fue la genial obra de Pere Compte.[5

Patrimonio de la Humanidad

Fue nombrado Monumento Nacional desde el año 1931, [14] y la UNESCO declaró la Lonja de la Seda Patrimonio de la Humanidad el 5 de diciembre de 1996,[15] como «ejemplo totalmente excepcional de un edificio secular en estilo gótico tardío, que ilustra de manera espléndida el poder y la riqueza de una de las grandes ciudades mercantiles del Mediterráneo», siendo considerada como uno de los más brillantes ejemplos del gótico civil europeo. Las fachadas rectangulares de piedra picada, los suntuosos medallones renacentistas, las artísticas esculturas y gárgolas, las perfectas proporciones de las puertas y ventanas, de los escudos y de los merlones, recuerdan el esplendor del gótico tardío valenciano. Se sitúa en el mismo centro de la ciudad (barrio del mercado), delante de la plaza del Mercado, calificada por numerosos cronistas como un escenario colorista y ruidoso dotado de una sensualidad muy especial.[16