Historia antigua
Más presencia que los vaceos tuvieron los vetones, que imprimieron una fuerte personalidad en la zona de las actuales provincias de Ávila, Toledo y Salamanca.
En el siglo III a. C., Aníbal, en su avance por Iberia, sitia y toma la antigua ciudad de Helmantica (Salamanca). La leyenda cuenta que los salmantinos rindieron la plaza sin oponer resistencia y salieron de la ciudad; pero las mujeres llevaban bajo sus vestidos las armas de los varones, con las que luego sitiaron a los cartagineses dentro de la ciudad.
Con la caída de los cartagineses ante los romanos se consolida la ocupación y la ciudad comienza a adquirir cierta importancia. Pronto se convierte en un enclave comercial básico debido a su situación privilegiada como vado sobre el río Tormes, que a su vez la convierte en paso de una de las más importantes calzadas romanas de Hispania, la Vía de la Plata. Para esta calzada se construye el puente romano (siglo I) del que aún hoy se mantiene en pie la mitad norte (la otra mitad tuvo que ser reconstruida en el siglo XVII tras la Riada de San Policarpo).
Historia medieval
Con el fin del Imperio Romano, los alanos se establecen en Lusitania y la ciudad pasa a formar parte de esta región. Posteriormente los visigodos conquistan la ciudad y la anexionan a su territorio. Se tienen pocos datos sobre el desarrollo de Salamanca en la época visigoda, solamente se sabe que en el siglo IV la muralla romana se amplía con torreones sobre el mismo trazado, y que la fábrica de la cerca anterior quedó destruida prácticamente en su totalidad. Se sabe que en 589 la ciudad era sede episcopal pues figura entre las ciudades que enviaban obispos a los concilios de Toledo.
En el año 712, con la invasión musulmana de la península, Musa ibn Nusair conquista la ciudad. Durante la Alta Edad Media, la zona quedó como tierra de nadie y gran parte de sus núcleos de población resultaban destruidos con frecuencia por las frecuentes incursiones (algaradas) de los árabes. Salamanca quedó reducida a un núcleo carente de importancia y prácticamente despoblado. Los sucesivos intentos de los reinos cristianos de estabilizar esta área originan no pocos choques con las expediciones musulmanas hacia el norte, que provocaron diversas escaramuzas y batallas, como la de Alfonso I en 754, que acaban por arrasar lo que queda de urbano. La zona permanece prácticamente despoblada hasta que tras la importante victoria cristiana, en la batalla de Simancas del año 939, se inicia una tímida repoblación de la zona ribereña del Tormes que no tendrá ningún éxito frente al todavía todo poderoso Califato.
Tras la conquista de Toledo por Alfonso VI, en el año 1085, se produce la repoblación definitiva de la ciudad. En 1102, Raimundo de Borgoña se dirige a la ciudad con un nutrido grupo de pobladores de diversos orígenes, por orden de su suegro Alfonso VI. Cada uno de estos grupos se instaló en una zona diferente de la ciudad. Francos, serranos (de las serranías de Urbión, la Demanda y Covaleda, entre las actuales provincias de Burgos, Soria y la Rioja), castellanos, portugueses, mozárabes (poblaciones hispano romanas o hispano godas que huyeron del dominio musulmán), toresanos, judíos y gallegos fundaron sus respectivas Iglesias y parroquias. Se restaura su Diócesis (siendo el primer obispo Jerónimo de Perigord) y se comienza a construir la catedral, a cuya vera nacen unas escuelas que serán el germen de la Universidad.
En el año 1230, bajo el reinado de Fernando III El Santo, se unen definitivamente los reinos de Castilla y León.
En el siglo XIII, el monarca Alfonso IX de León otorga a las escuelas catedralicias el rango de Estudio General que, en 1253, se convertiría en Universidad de Salamanca por real cédula de Alfonso X, posteriormente ratificada por el papa Alejandro IV (1255). La universidad alcanzaría con el tiempo un gran prestigio.
El 12 de agosto de 1311 nació entre sus muros el único rey de Castilla y León que ha dado la ciudad, Alfonso XI el Justiciero. Accedió al trono con catorce años y conquistó Gibraltar al mando de las milicias castellano-leonesas, en las que destacaba la nutrida presencia de contingentes salmantinos.
Durante el siglo XV, Salamanca fue el escenario de grandes rivalidades entre las familias nobles de la ciudad, articuladas en dos bandos que se repartieron la ciudad: el de San Benito y el de Santo Tomé. Con el auge de la Mesta, Salamanca adquirió importancia como centro de manufacturas pañeras y como exportador de lana.
Historia moderna
Como el resto de núcleos históricos de la Corona que tenían representación en Cortes, Salamanca se unió al movimiento de las Comunidades de Castilla (1520) contra los nuevos impuestos que reclamaba Carlos I en las Cortes y en defensa de sus manufacturas textiles contra los privilegios de los exportadores de lana. Tras la derrota de los Comuneros el rey Carlos I hizo desmochar las torres de los palacios de los salmantinos que se adhirieron a la revuelta.
El siglo XVI fue la época de mayor esplendor de la ciudad, tanto en la demografía como en la vida universitaria, gracias al prestigio de sus profesores, con la llamada Escuela de Salamanca (se calcula que Salamanca tenía unos 24.000 habitantes y hacia 1580 se matriculaban cada año 6.500 estudiantes). Después se unió a la decadencia generalizada de las ciudades de la Corona de Castilla en la meseta norte (12.000 habitantes en 1651).
En el siglo XVIII tuvo un importante renacimiento económico y cultural, que propició la terminación de la catedral Nueva (cuyas obras habían estado paradas durante casi un siglo), la construcción de su imponente plaza mayor barroca en 1729 y permitió rehacer muchos de los edificios monumentales dañados por el terremoto de Lisboa de 1755. En el aspecto cultural, también se notó el influjo de la Ilustración de los Borbones en la Universidad en el último tercio del siglo.
Historia contemporánea
Durante la guerra de la Independencia, Salamanca fue ocupada por las tropas del mariscal Soult en 1809 y permaneció en manos francesas hasta la batalla de los Arapiles (1812), en la que vencieron los ejércitos aliados bajo el mando de Wellington. Durante la ocupación, los franceses construyeron defensas y, para obtener materiales, destruyeron una importante parte de los edificios salmantinos, especialmente del barrio llamado de Caídos, donde se levantaban conocidos colegios mayores de la Universidad, de los que no queda ni rastro. El peor momento llegó cuando Fernando VII cerró las universidades españolas. A partir de la reapertura, la de Salamanca quedó reducida a una universidad de provincias.
En 1873, tras proclamarse la Primera República, Salamanca sufrió un levantamiento cantonalista que fue sofocado.
Durante el resto del siglo XIX la ciudad experimentó una leve recuperación al ser nombrada capital de provincia y al haberse construido el ferrocarril que unía Francia con Portugal,y que pasaba por la Meseta (Medina del Campo y Salamanca, 1877).
Salamanca es una ciudad española, capital de la provincia homónima, situada en la comunidad autónoma de Castilla y León. Tiene una población de 155.740 habitantes, y su área metropolitana alcanza los 210.250 (datos de 2010), lo que la convierte en el segundo área más poblado de Castilla y León tras Valladolid. Está situada en el Campo Charro, junto al río Tormes.
Salamanca alberga la universidad más antigua de España, la Universidad de Salamanca, fundada en 1218 por Alfonso IX de León, y la primera de Europa que ostentó el título de Universidad por el edicto de 1253 de Alfonso X de Castilla y León y la bula del Papa Alejandro IV en 1255. Durante la época en la que fue una de las universidades más prestigiosas de occidente se hizo popular la frase: Quod natura non dat, Salamantica non praestat, que significa «Lo que la naturaleza no da, Salamanca no presta».
Salamanca está ligada a la Historia Universal por nombres propios como: Antonio de Nebrija, Cristóbal Colón, Fernando de Rojas, Francisco de Vitoria y la Escuela de Salamanca, Fray Luis de León, o Miguel de Unamuno. Incluso Miguel de Cervantes Saavedra afirma en su libro El licenciado Vidriera:
En Salamanca se encuentran importantes centros de investigación, como el Centro de Investigación del Cáncer, el Instituto de Neurociencias de Castilla y León (INCYL), el Centro de Investigación y desarrollo tecnológico del agua (CIDTA) y el Centro de Láseres Pulsados Ultracortos Ultraintensos (CLPU). La ciudad es sede central de entidades financieras como Caja Duero.
Tras la guerra se concentraron en Salamanca los documentos incautados por el ejército sublevado a medida que iban ocupando el territorio que había defendido a la República, con lo que se creó un gran archivo documental sobre la guerra civil española (Archivo General de la Guerra Civil Española). La parte de este archivo perteneciente a Cataluña fue trasladado a Barcelona en la primavera de 2006, tras grandes disputas entre el ayuntamiento salmantino y el gobierno español, y manifestaciones populares. El ayuntamiento de Salamanca, presidido por Julián Lanzarote , cambió el nombre de la calle en la que se encuentra el archivo, de «Gibraltar» (nombre que homenajeaba a las milicias salmantinas que fueron con Alfonso XI a la conquista de Gibraltar) a de «El Expolio», como señal de protesta tras el traslado de los «papeles de Salamanca» a Cataluña.
En 1940, Pío XII funda la Universidad Pontificia de Salamanca como continuación de los antiguos estudios de teología.
En 1988 Salamanca es declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En 1998, por acuerdo de los Ministros de Cultura de la Unión Europea, Salamanca es designada, junto a Brujas, Capital Europea de la Cultura del año 2002. La ciudad también aspira a obtener la candidatura a la Expo de Salamanca en un futuro no muy lejano.
Actualmente la población de la capital salmantina, estancada desde hace unas tres décadas, ronda los 160.000 habitantes, aunque en 2006 descendió en más de 11.000 personas con respecto al año 1994. Esto se debe fundamentalmente al traslado de parte de su población al área metropolitana, fenómeno común a muchas otras ciudades españolas, aunque también hay un elevado índice de emigración a lugares como Madrid. Es significativo comprobar que la provincia de Salamanca tiene un alto índice de población envejecida respecto a los datos nacionales.
Por su parte, el sector servicios (el boyante turismo cultural y la Universidad) es la principal fuente de ingresos de la ciudad. Es especialmente relevante la actividad educativa durante el verano, ya que cuenta con una gran afluencia de estudiantes procedentes de muchos países, que en su mayoría vienen para aprender el castellano y asistir a diversos cursos de verano.
La capital salmantina acogió los días 14 y 15 de octubre de 2005 la celebración de la XV Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno.
Folclore y costumbres
A los salmantinos se les conoce también como charros y el campo de alrededor lleva el nombre de Campo Charro.
A los toros del campo charro se les llama salamanquinos y este término es considerado como un insulto cuando se emplea con una persona.
Un accesorio popular de las capas en los hombres y del vestido de charra es el botón charro.
La celebración de la Semana Santa es muy tradicional, con más de 7 siglos de existencia y notables y artísticos pasos procesionales de autores como Luis Salvador Carmona, Alejandro Carnicero, Inocencio Soriano Montagut, Mariano Benlliure o Damián Villar.
El Lunes de aguas (lunes siguiente al Lunes de Pascua) es tradicional salir al campo a comer el hornazo. Esta tradición se da en toda la provincia aunque fuera de la capital el hornazo se come el domingo o el lunes de Pascua.
Anecdotario
La rana que aparece sobre una de las calaveras que decoran la fachada del edificio original de la universidad constituye por sí sola uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad y también tiene su historia. Según la leyenda, el estudiante que no la logra ver suspende el curso. La realidad es que, muy probablemente, en su origen simbolizaba la lujuria (ya que en realidad no se trata de una rana, sino de un sapo, símbolo del sexo femenino) que conduce a la muerte (la calavera sobre la que está) y era un recuerdo a los estudiantes (en aquel entonces varones en su totalidad) de que debían centrar sus esfuerzos en estudiar y no en entregarse a la lujuria.
El barrio judío de Salamanca estaba situado al norte, junto a la muralla (más o menos la actual avenida de Mirat). Cuando, en 1492, fueron expulsados, el barrio fue tapiado y respetado por los salmantinos, probablemente pensando en un posible retorno, y al quedar deshabitado se llenó de conejos, por lo que ha sido conocido hasta hace poco como barrio del Conejal.
En la cuesta de Carvajal se encuentra la Cueva de Salamanca, donde según la tradición impartía cátedra el Diablo; por ello, en una parte de América española, una Salamanca es una cueva de brujas.
Dice una leyenda popular que la calle Tentenecio le debe el nombre a que una vez que San Juan de Sahagún caminaba por ella, se le acercó a la embestida un toro enorme que había escapado del mercado y corría enloquecidamente. Sahagún le gritó «¡Tente, necio!» y el toro, asombrosamente, se paró mansamente. A esta leyenda debe el nombre la calle. Otra calle relacionada con el santo es la de Pozo Amarillo, donde rescató a un niño que había caído a dicho pozo haciendo subir el nivel del agua. Hoy San Juan de Sahagún es el patrón de la ciudad.
Durante mucho tiempo, los estudiantes de la universidad se albergaron en colegios que estaban repartidos por todo el barrio antiguo. Cada uno de ellos se distinguía de los demás por su uniforme, cuyos colores recordaban a determinados pájaros. Por ello, en la ciudad se decía que los colegios eran como nidos que se cobijaban en la copa del árbol universitario y a él venían a anidar golondrinos (los colegiales dominicos), pardales (franciscanos), cigüeños (mercedarios), grullas (bernardos), tordos (jerónimos), palomos (mostenses), verderones (los de San Pelayo)...
La Casa de las Muertes se llama así por las calaveras (en Salamanca se llamaba a las calaveras, muertes) que adornan su fachada. En una ocasión en que se reformó el edificio, las calaveras se redondearon y se convirtieron en bolas, pero permaneció tan tétrica denominación y ello fue motivo suficiente para que la imaginación popular inventara una leyenda que corrió durante muchos años. Según ella, el nombre le venía de que en la casa fue encontrada muerta una mujer sin que nadie se explicara cómo había ocurrido la desgracia. La maldición pesaba sobre la casa y todo aquel que viviera en ella moriría. Esto dio lugar a que permaneciera vacía mucho tiempo y a que la gente al pasar ante ella bajara misteriosamente la voz. Actualmente las esferas se han vuelto a esculpir como calaveras (mucho más pequeñas que las originales).
En el libro El Lazarillo de Tormes hay una escena que se desarrolla en Salamanca. Junto al puente romano hay una escultura de piedra que representa un verraco o un toro. Supuestamente ahí el ciego le dijo a Lazarillo: «Coloca la oreja junta al toro y escucharás el agua pasar», hecho lo cual el invidente le propinó un soberbio golpazo contra el pétreo verraco. Según este libro Lázaro de Tormes nació en la localidad de Tejares, que desde los años 70 es un barrio de Salamanca.
El Mariquelo es un personaje típico de Salamanca que cada año en víspera de la festividad de Todos los Santos sube al campanario de la catedral nueva para conmemorar el hecho de que el Terremoto de Lisboa de 1755 hizo sonar las campanas, afectando mucho a la estructura de la torre. Desde entonces, un varón de la familia de los Mariquelos ha cumplido con la tradición hasta 1976, cuando esta costumbre murió. En 1985, Ángel Rufino de Haro decidió reanudar la tradición y cada año, ataviado con el traje típico charro, sube hasta el punto más alto de la torre de la catedral para tocar una charrada con el tamboril y la gaita.
Las calles Gibraltar y Setenil (hoy Patio Chico) se llaman así porque los ejércitos de los reyes castellanos que conquistaron estas ciudades a los árabes en el siglo en los siglos XIV y XV estaban compuestos mayoritariamente por milicias concejiles de la ciudad. Si bien el alcalde Julián Lanzarote decidió cambiar el nombre de la calle Gibraltar por calle del Expolio el 27 de febrero de 2006, en plena polémica por el «expolio» de los papeles de Salamanca.
Durante la construcción de la Clerecía, los jesuitas hicieron creer a la población que se escondía un tesoro detrás de alguna de las conchas que adorna la fachada del edificio opuesto, la conocida Casa de las Conchas. De esta forma la gente derribaría el edificio y así ellos podrían ampliar el ya gigantesco y poderoso conjunto de la Clerecía.
Lo que hoy se llama Cueva de Salamanca, es en realidad parte de la sacristía de la desaparecida Iglesia de San Cebrián. Aquí, según cuenta la leyenda, Satanás disfrazado de sacristán impartía clases de ciencias ocultas a siete alumnos durante siete años, al final de los cuales uno de ellos debería quedar a su servicio, siendo el más conocido de ellos el Marqués de Villena.
Se le supone uno de los principales accesos a los subsuelos salmantinos.
Más presencia que los vaceos tuvieron los vetones, que imprimieron una fuerte personalidad en la zona de las actuales provincias de Ávila, Toledo y Salamanca.
En el siglo III a. C., Aníbal, en su avance por Iberia, sitia y toma la antigua ciudad de Helmantica (Salamanca). La leyenda cuenta que los salmantinos rindieron la plaza sin oponer resistencia y salieron de la ciudad; pero las mujeres llevaban bajo sus vestidos las armas de los varones, con las que luego sitiaron a los cartagineses dentro de la ciudad.
Con la caída de los cartagineses ante los romanos se consolida la ocupación y la ciudad comienza a adquirir cierta importancia. Pronto se convierte en un enclave comercial básico debido a su situación privilegiada como vado sobre el río Tormes, que a su vez la convierte en paso de una de las más importantes calzadas romanas de Hispania, la Vía de la Plata. Para esta calzada se construye el puente romano (siglo I) del que aún hoy se mantiene en pie la mitad norte (la otra mitad tuvo que ser reconstruida en el siglo XVII tras la Riada de San Policarpo).
Historia medieval
Con el fin del Imperio Romano, los alanos se establecen en Lusitania y la ciudad pasa a formar parte de esta región. Posteriormente los visigodos conquistan la ciudad y la anexionan a su territorio. Se tienen pocos datos sobre el desarrollo de Salamanca en la época visigoda, solamente se sabe que en el siglo IV la muralla romana se amplía con torreones sobre el mismo trazado, y que la fábrica de la cerca anterior quedó destruida prácticamente en su totalidad. Se sabe que en 589 la ciudad era sede episcopal pues figura entre las ciudades que enviaban obispos a los concilios de Toledo.
En el año 712, con la invasión musulmana de la península, Musa ibn Nusair conquista la ciudad. Durante la Alta Edad Media, la zona quedó como tierra de nadie y gran parte de sus núcleos de población resultaban destruidos con frecuencia por las frecuentes incursiones (algaradas) de los árabes. Salamanca quedó reducida a un núcleo carente de importancia y prácticamente despoblado. Los sucesivos intentos de los reinos cristianos de estabilizar esta área originan no pocos choques con las expediciones musulmanas hacia el norte, que provocaron diversas escaramuzas y batallas, como la de Alfonso I en 754, que acaban por arrasar lo que queda de urbano. La zona permanece prácticamente despoblada hasta que tras la importante victoria cristiana, en la batalla de Simancas del año 939, se inicia una tímida repoblación de la zona ribereña del Tormes que no tendrá ningún éxito frente al todavía todo poderoso Califato.
Tras la conquista de Toledo por Alfonso VI, en el año 1085, se produce la repoblación definitiva de la ciudad. En 1102, Raimundo de Borgoña se dirige a la ciudad con un nutrido grupo de pobladores de diversos orígenes, por orden de su suegro Alfonso VI. Cada uno de estos grupos se instaló en una zona diferente de la ciudad. Francos, serranos (de las serranías de Urbión, la Demanda y Covaleda, entre las actuales provincias de Burgos, Soria y la Rioja), castellanos, portugueses, mozárabes (poblaciones hispano romanas o hispano godas que huyeron del dominio musulmán), toresanos, judíos y gallegos fundaron sus respectivas Iglesias y parroquias. Se restaura su Diócesis (siendo el primer obispo Jerónimo de Perigord) y se comienza a construir la catedral, a cuya vera nacen unas escuelas que serán el germen de la Universidad.
En el año 1230, bajo el reinado de Fernando III El Santo, se unen definitivamente los reinos de Castilla y León.
En el siglo XIII, el monarca Alfonso IX de León otorga a las escuelas catedralicias el rango de Estudio General que, en 1253, se convertiría en Universidad de Salamanca por real cédula de Alfonso X, posteriormente ratificada por el papa Alejandro IV (1255). La universidad alcanzaría con el tiempo un gran prestigio.
El 12 de agosto de 1311 nació entre sus muros el único rey de Castilla y León que ha dado la ciudad, Alfonso XI el Justiciero. Accedió al trono con catorce años y conquistó Gibraltar al mando de las milicias castellano-leonesas, en las que destacaba la nutrida presencia de contingentes salmantinos.
Durante el siglo XV, Salamanca fue el escenario de grandes rivalidades entre las familias nobles de la ciudad, articuladas en dos bandos que se repartieron la ciudad: el de San Benito y el de Santo Tomé. Con el auge de la Mesta, Salamanca adquirió importancia como centro de manufacturas pañeras y como exportador de lana.
Historia moderna
Como el resto de núcleos históricos de la Corona que tenían representación en Cortes, Salamanca se unió al movimiento de las Comunidades de Castilla (1520) contra los nuevos impuestos que reclamaba Carlos I en las Cortes y en defensa de sus manufacturas textiles contra los privilegios de los exportadores de lana. Tras la derrota de los Comuneros el rey Carlos I hizo desmochar las torres de los palacios de los salmantinos que se adhirieron a la revuelta.
El siglo XVI fue la época de mayor esplendor de la ciudad, tanto en la demografía como en la vida universitaria, gracias al prestigio de sus profesores, con la llamada Escuela de Salamanca (se calcula que Salamanca tenía unos 24.000 habitantes y hacia 1580 se matriculaban cada año 6.500 estudiantes). Después se unió a la decadencia generalizada de las ciudades de la Corona de Castilla en la meseta norte (12.000 habitantes en 1651).
En el siglo XVIII tuvo un importante renacimiento económico y cultural, que propició la terminación de la catedral Nueva (cuyas obras habían estado paradas durante casi un siglo), la construcción de su imponente plaza mayor barroca en 1729 y permitió rehacer muchos de los edificios monumentales dañados por el terremoto de Lisboa de 1755. En el aspecto cultural, también se notó el influjo de la Ilustración de los Borbones en la Universidad en el último tercio del siglo.
Historia contemporánea
Durante la guerra de la Independencia, Salamanca fue ocupada por las tropas del mariscal Soult en 1809 y permaneció en manos francesas hasta la batalla de los Arapiles (1812), en la que vencieron los ejércitos aliados bajo el mando de Wellington. Durante la ocupación, los franceses construyeron defensas y, para obtener materiales, destruyeron una importante parte de los edificios salmantinos, especialmente del barrio llamado de Caídos, donde se levantaban conocidos colegios mayores de la Universidad, de los que no queda ni rastro. El peor momento llegó cuando Fernando VII cerró las universidades españolas. A partir de la reapertura, la de Salamanca quedó reducida a una universidad de provincias.
En 1873, tras proclamarse la Primera República, Salamanca sufrió un levantamiento cantonalista que fue sofocado.
Durante el resto del siglo XIX la ciudad experimentó una leve recuperación al ser nombrada capital de provincia y al haberse construido el ferrocarril que unía Francia con Portugal,y que pasaba por la Meseta (Medina del Campo y Salamanca, 1877).
Salamanca es una ciudad española, capital de la provincia homónima, situada en la comunidad autónoma de Castilla y León. Tiene una población de 155.740 habitantes, y su área metropolitana alcanza los 210.250 (datos de 2010), lo que la convierte en el segundo área más poblado de Castilla y León tras Valladolid. Está situada en el Campo Charro, junto al río Tormes.
Salamanca alberga la universidad más antigua de España, la Universidad de Salamanca, fundada en 1218 por Alfonso IX de León, y la primera de Europa que ostentó el título de Universidad por el edicto de 1253 de Alfonso X de Castilla y León y la bula del Papa Alejandro IV en 1255. Durante la época en la que fue una de las universidades más prestigiosas de occidente se hizo popular la frase: Quod natura non dat, Salamantica non praestat, que significa «Lo que la naturaleza no da, Salamanca no presta».
Salamanca está ligada a la Historia Universal por nombres propios como: Antonio de Nebrija, Cristóbal Colón, Fernando de Rojas, Francisco de Vitoria y la Escuela de Salamanca, Fray Luis de León, o Miguel de Unamuno. Incluso Miguel de Cervantes Saavedra afirma en su libro El licenciado Vidriera:
En Salamanca se encuentran importantes centros de investigación, como el Centro de Investigación del Cáncer, el Instituto de Neurociencias de Castilla y León (INCYL), el Centro de Investigación y desarrollo tecnológico del agua (CIDTA) y el Centro de Láseres Pulsados Ultracortos Ultraintensos (CLPU). La ciudad es sede central de entidades financieras como Caja Duero.
Tras la guerra se concentraron en Salamanca los documentos incautados por el ejército sublevado a medida que iban ocupando el territorio que había defendido a la República, con lo que se creó un gran archivo documental sobre la guerra civil española (Archivo General de la Guerra Civil Española). La parte de este archivo perteneciente a Cataluña fue trasladado a Barcelona en la primavera de 2006, tras grandes disputas entre el ayuntamiento salmantino y el gobierno español, y manifestaciones populares. El ayuntamiento de Salamanca, presidido por Julián Lanzarote , cambió el nombre de la calle en la que se encuentra el archivo, de «Gibraltar» (nombre que homenajeaba a las milicias salmantinas que fueron con Alfonso XI a la conquista de Gibraltar) a de «El Expolio», como señal de protesta tras el traslado de los «papeles de Salamanca» a Cataluña.
En 1940, Pío XII funda la Universidad Pontificia de Salamanca como continuación de los antiguos estudios de teología.
En 1988 Salamanca es declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En 1998, por acuerdo de los Ministros de Cultura de la Unión Europea, Salamanca es designada, junto a Brujas, Capital Europea de la Cultura del año 2002. La ciudad también aspira a obtener la candidatura a la Expo de Salamanca en un futuro no muy lejano.
Actualmente la población de la capital salmantina, estancada desde hace unas tres décadas, ronda los 160.000 habitantes, aunque en 2006 descendió en más de 11.000 personas con respecto al año 1994. Esto se debe fundamentalmente al traslado de parte de su población al área metropolitana, fenómeno común a muchas otras ciudades españolas, aunque también hay un elevado índice de emigración a lugares como Madrid. Es significativo comprobar que la provincia de Salamanca tiene un alto índice de población envejecida respecto a los datos nacionales.
Por su parte, el sector servicios (el boyante turismo cultural y la Universidad) es la principal fuente de ingresos de la ciudad. Es especialmente relevante la actividad educativa durante el verano, ya que cuenta con una gran afluencia de estudiantes procedentes de muchos países, que en su mayoría vienen para aprender el castellano y asistir a diversos cursos de verano.
La capital salmantina acogió los días 14 y 15 de octubre de 2005 la celebración de la XV Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno.
Folclore y costumbres
A los salmantinos se les conoce también como charros y el campo de alrededor lleva el nombre de Campo Charro.
A los toros del campo charro se les llama salamanquinos y este término es considerado como un insulto cuando se emplea con una persona.
Un accesorio popular de las capas en los hombres y del vestido de charra es el botón charro.
La celebración de la Semana Santa es muy tradicional, con más de 7 siglos de existencia y notables y artísticos pasos procesionales de autores como Luis Salvador Carmona, Alejandro Carnicero, Inocencio Soriano Montagut, Mariano Benlliure o Damián Villar.
El Lunes de aguas (lunes siguiente al Lunes de Pascua) es tradicional salir al campo a comer el hornazo. Esta tradición se da en toda la provincia aunque fuera de la capital el hornazo se come el domingo o el lunes de Pascua.
Anecdotario
La rana que aparece sobre una de las calaveras que decoran la fachada del edificio original de la universidad constituye por sí sola uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad y también tiene su historia. Según la leyenda, el estudiante que no la logra ver suspende el curso. La realidad es que, muy probablemente, en su origen simbolizaba la lujuria (ya que en realidad no se trata de una rana, sino de un sapo, símbolo del sexo femenino) que conduce a la muerte (la calavera sobre la que está) y era un recuerdo a los estudiantes (en aquel entonces varones en su totalidad) de que debían centrar sus esfuerzos en estudiar y no en entregarse a la lujuria.
El barrio judío de Salamanca estaba situado al norte, junto a la muralla (más o menos la actual avenida de Mirat). Cuando, en 1492, fueron expulsados, el barrio fue tapiado y respetado por los salmantinos, probablemente pensando en un posible retorno, y al quedar deshabitado se llenó de conejos, por lo que ha sido conocido hasta hace poco como barrio del Conejal.
En la cuesta de Carvajal se encuentra la Cueva de Salamanca, donde según la tradición impartía cátedra el Diablo; por ello, en una parte de América española, una Salamanca es una cueva de brujas.
Dice una leyenda popular que la calle Tentenecio le debe el nombre a que una vez que San Juan de Sahagún caminaba por ella, se le acercó a la embestida un toro enorme que había escapado del mercado y corría enloquecidamente. Sahagún le gritó «¡Tente, necio!» y el toro, asombrosamente, se paró mansamente. A esta leyenda debe el nombre la calle. Otra calle relacionada con el santo es la de Pozo Amarillo, donde rescató a un niño que había caído a dicho pozo haciendo subir el nivel del agua. Hoy San Juan de Sahagún es el patrón de la ciudad.
Durante mucho tiempo, los estudiantes de la universidad se albergaron en colegios que estaban repartidos por todo el barrio antiguo. Cada uno de ellos se distinguía de los demás por su uniforme, cuyos colores recordaban a determinados pájaros. Por ello, en la ciudad se decía que los colegios eran como nidos que se cobijaban en la copa del árbol universitario y a él venían a anidar golondrinos (los colegiales dominicos), pardales (franciscanos), cigüeños (mercedarios), grullas (bernardos), tordos (jerónimos), palomos (mostenses), verderones (los de San Pelayo)...
La Casa de las Muertes se llama así por las calaveras (en Salamanca se llamaba a las calaveras, muertes) que adornan su fachada. En una ocasión en que se reformó el edificio, las calaveras se redondearon y se convirtieron en bolas, pero permaneció tan tétrica denominación y ello fue motivo suficiente para que la imaginación popular inventara una leyenda que corrió durante muchos años. Según ella, el nombre le venía de que en la casa fue encontrada muerta una mujer sin que nadie se explicara cómo había ocurrido la desgracia. La maldición pesaba sobre la casa y todo aquel que viviera en ella moriría. Esto dio lugar a que permaneciera vacía mucho tiempo y a que la gente al pasar ante ella bajara misteriosamente la voz. Actualmente las esferas se han vuelto a esculpir como calaveras (mucho más pequeñas que las originales).
En el libro El Lazarillo de Tormes hay una escena que se desarrolla en Salamanca. Junto al puente romano hay una escultura de piedra que representa un verraco o un toro. Supuestamente ahí el ciego le dijo a Lazarillo: «Coloca la oreja junta al toro y escucharás el agua pasar», hecho lo cual el invidente le propinó un soberbio golpazo contra el pétreo verraco. Según este libro Lázaro de Tormes nació en la localidad de Tejares, que desde los años 70 es un barrio de Salamanca.
El Mariquelo es un personaje típico de Salamanca que cada año en víspera de la festividad de Todos los Santos sube al campanario de la catedral nueva para conmemorar el hecho de que el Terremoto de Lisboa de 1755 hizo sonar las campanas, afectando mucho a la estructura de la torre. Desde entonces, un varón de la familia de los Mariquelos ha cumplido con la tradición hasta 1976, cuando esta costumbre murió. En 1985, Ángel Rufino de Haro decidió reanudar la tradición y cada año, ataviado con el traje típico charro, sube hasta el punto más alto de la torre de la catedral para tocar una charrada con el tamboril y la gaita.
Las calles Gibraltar y Setenil (hoy Patio Chico) se llaman así porque los ejércitos de los reyes castellanos que conquistaron estas ciudades a los árabes en el siglo en los siglos XIV y XV estaban compuestos mayoritariamente por milicias concejiles de la ciudad. Si bien el alcalde Julián Lanzarote decidió cambiar el nombre de la calle Gibraltar por calle del Expolio el 27 de febrero de 2006, en plena polémica por el «expolio» de los papeles de Salamanca.
Durante la construcción de la Clerecía, los jesuitas hicieron creer a la población que se escondía un tesoro detrás de alguna de las conchas que adorna la fachada del edificio opuesto, la conocida Casa de las Conchas. De esta forma la gente derribaría el edificio y así ellos podrían ampliar el ya gigantesco y poderoso conjunto de la Clerecía.
Lo que hoy se llama Cueva de Salamanca, es en realidad parte de la sacristía de la desaparecida Iglesia de San Cebrián. Aquí, según cuenta la leyenda, Satanás disfrazado de sacristán impartía clases de ciencias ocultas a siete alumnos durante siete años, al final de los cuales uno de ellos debería quedar a su servicio, siendo el más conocido de ellos el Marqués de Villena.
Se le supone uno de los principales accesos a los subsuelos salmantinos.
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Coordenadas GPS
Lat : 40.965101323185515 - Lon : -5.661244655542001
N40° 57' 54.364763467854 " W5° 39' 40.480759951203"
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