Edad Antigua
Las Peñas de Santa Marta, formación rocosa a orillas del Duero sobre la que se asentaron los primeros pobladores de la ciudad.
La ciudad fue fundada a inicios de la Edad del Bronce, siendo posteriormente ocupada durante la Edad de Hierro por el pueblo celtíbero de los vacceos, que la denominaron Ocalam. El asentamiento inicial se produjo en la almendra delimitada por el Castillo y la costanilla de San Ildefonso, un emplazamiento estratégico al tratarse de una meseta rocosa defendida por los ríos Duero y Valderaduey, en el que se ubicó un castro.
El poblamiento se mantuvo durante el Imperio romano. De hecho, con frecuencia se la ha identificado con la importante mansio y civitas de ´´Ocelo Durii´´ (Ojo del Duero). Según algunos tal población correspondería en realidad con la actual Villalazán, doce kilómetros al este, también a orillas del Duero, y por la que transcurría la Vía de la Plata.
Según otros estudiosos en cambio, sí que se asentaría en Zamora capital. A pesar de que hasta ahora no hayan aparecido en la ciudad restos arqueológicos de entidad correspondientes a este periodo (lo que no descarta posibles sorpresas futuras si se hicieran más excavaciones, como ocurrió recientemente con el destacado yacimiento de cerámica musulmana hallado en el solar en el que se está construyendo el Consejo Consultivo de Castilla y León), la toponimia sería un argumento en favor de la capital zamorana, ya que ´´Okelo Duri´´ originalmente significaba peñasco prominente (las Peñas de Santa Marta) y por otra parte en la orilla opuesta del río se sitúa el barrio de San Frontis, nombre de origen romano, ´´sub frontis pontis´´, por debajo del puente. Precisamente a esa altura del cauce estuvo en pie hasta 1310 el Puente Viejo o de Olivares, del que aún existen algunos restos visibles. Además existe un mapa tardorromano en el que aparece el término ´´Okelo Duri´´ que se correspondería con Zamora. A esta época corresponde Viriato, el ´´terror romanorum´´, que celebraba sus victorias sobre los romanos (ocho en total) arrancando un jirón de sus rojos estandartes y poniéndolo en su lanza, lo cual es precisamente el origen de la bandera de la ciudad (y de la provincia), la ´´Seña Bermeja´´. Se le considera nacido en Torrefrades, pueblo de la comarca de Sayago, aunque otros sitúan su origen en Portugal (Monte Herminius, en la Sierra de la Estrella) o en la provincia de Huelva.
La primera referencia documental que se tiene de la ciudad son las actas del Parrochiale Suevum del año 560, en las que se la cita con el nombre de ´´Senimure´´, tal como aparece también en unas acuñaciones de monedas de Sisebuto en el siglo posterior. Los nombres árabes de la ciudad fueron ´´Azemur´´ (olivar silvestre) y ´´Semurah´´ (ciudad de las turquesas). El nombre actual parece proceder de una de estas dos últimas etapas, y es citado como tal en el Salmanticense como ´´una de las plazas recobradas por Alfonso I a los moros´´.
Edad Media
El periodo comprendido entre los siglos X y XIII es el de mayor relevancia de Zamora dentro del contexto hispánico. La Batalla de Simancas (939) dio a los cristianos el control de los valles del Duero y del Tormes, convirtiéndose la capital zamorana (por su posición y su ventajoso emplazamiento, en lo alto de una meseta rocosa al borde del río) en una de las principales plazas fuertes que aseguraban la frontera. Su importancia fue decayendo sin embargo a partir de la Batalla de las Navas de Tolosa (1212), que abrió el sur peninsular a los reinos cristianos, perdiendo con ello Zamora su trascendencia estratégica.
Durante la Edad Media, Zamora volvió a ser tomada y destruida por los musulmanes al mando del emir Mohamed y después reconquistada por los cristianos en el reinado de rey Alfonso II de Asturias, el Casto, siendo de nuevo fortificada. El rey Alfonso III de Asturias, el Magno la repobló con mozárabes toledanos en 893, rodeándola de murallas y dotándola incluso de palacios y baños, convirtiéndose, por su emplazamiento y características, en la ciudad fortaleza más importante de los reinos cristianos. Zamora fue descrita por los cronistas árabes, como “la capital de reino de Galicia, rodeada de siete recintos amurallados y grandes fosos”. Fue una de las plazas más importantes del Reino de León, del que formó parte. Además inició la etapa de mayor esplendor político, económico y arquitectónico. El paulatino desplazamiento de la frontera hacia el sur, del Duero al Tormes, favoreció este progreso, sólo quebrado por las aceifas de Almanzor. Muhammad ibn (españolizado Almanzor), el Victorioso, lanzó en 981 un primer ataque contra la ciudad, que fue arrasada. En 986 rompió hostilidades con el rey Bermudo II, atacando Coímbra al año siguiente (dejándola de tal manera que durante siete años estuvo desierta) y dirigiéndose contra el propio León en 988, destruyendo todo lo que encontraba a su paso. Bermudo se refugió en Zamora pero nada pudo contener el avance enemigo. León, después de resistir cuatro días, fue asaltado, saqueado, incendiado y sus murallas destruidas, Zamora capituló y Bermudo hubo de huir a Galicia. En 997 Zamora volvió a sufrir la acción del musulmán, pues en su camino hacia Santiago de Compostela arrasó de nuevo la ciudad, además de León y Astorga.
´´Zamora la bien cercada´´ la llamó Fernando I de León y Castilla, el Magno. Este monarca la reconstruyó en 1055, la repobló con montañeses y amuralló nuevamente, para cedérsela luego a su hija Doña Urraca. Su posición privilegiada la hizo objeto de disputa entre los divididos reinos cristianos. Durante uno de los cercos a la ciudad sucedió un hecho notable que se perpetuó en el romancero español: la muerte por sorpresa, a manos del noble zamorano Vellido Dolfos, del rey Sancho II cuando éste intentaba tomar la ciudad gobernada por su hermana. La posibilidad de que el inductor hubiera sido el principal beneficiado (el rey Alfonso VI, quien había sido encarcelado por Sancho II, su hermano), es la que, según los cantares de gesta, habría provocado que uno de los nobles castellanos presentes en el asedio, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, le hiciera jurar no haber participado en la muerte de su hermano (la jura de Santa Gadea -Burgos-). Tanto el arrojo de Vellido como el atrevimiento de Rodrigo han pasado a ser tópicos literarios y hasta coloquiales, así como la bravura de la ciudad durante el asedio, inmortalizada en el dicho No se ganó Zamora en una hora. En el lugar en el que, según la tradición, fue asesinado el soberano Sancho II por Bellido Dolfos, se encuentra situado un tosco monumento rematado en cruz y denominado Cruz del Rey Don Sancho.
Zamora es un municipio y ciudad española ubicada en el noroeste de la Península Ibérica, capital de la provincia homónima, en la comunidad autónoma de Castilla y León,[9] cerca de la frontera con Portugal y a una altura de 652 metros sobre el nivel del mar.
El casco antiguo de la ciudad tiene la calificación de Conjunto Histórico-Artístico desde 1973. El núcleo principal del mismo -con una disposición muy alargada y en buena parte circundado por murallas- se alza sobre una amplia meseta rocosa (la ´´peña tajada´´ de la que habla el Romancero Viejo) de 26 a 32 metros de altura, emplazada al borde del río Duero, que la ciñe por el sur. Estas características le valieron el sobrenombre de ´´la bien cercada´´.
En 2009 contaba con 66.293 habitantes, siendo la extensión de su término municipal de 149,28 km². Dista 66 km de Salamanca, 93 de Valladolid, 253 de Madrid y 55 de la localidad fronteriza portuguesa de Miranda do Douro.
Sobresale su conjunto de edificios románicos, el más importante de la Península Ibérica y uno de los más destacados de Europa, estando en trámites su declaración como Patrimonio Europeo. Este patrimonio románico consta, además de la Catedral (de señalado cimborrio con decoración exterior de escamas), de otras veinticuatro iglesias, un castillo, murallas, un puente, dos palacios y nueve casas, razón por la cual Zamora está considerada ´´la ciudad del Románico´´. Quince del total de los templos están declarados Bien de Interés Cultural, incluidos algunos de estilos posteriores. Por otro lado, es asimismo notable por su conjunto de edificios modernistas (diecinueve en total), el único de la España interior junto con el de Teruel.[25] Entre sus festividades sobresale la celebración de la Semana Santa, declarada de Interés Turístico Internacional.
La ciudad alberga instituciones regionales e internacionales, tales como el Museo Etnográfico de Castilla y León, el Consejo Consultivo de Castilla y León y la organización de cooperación hispano-lusa Fundación Rei Afonso Henriques (FRAH).
Fue la primera ciudad del mundo con cobertura global WiFi, recibiendo el proyecto, llamado ´´Zamora Hot City´´, el ´´Nobel´´ de la informática, el ´´Computerworld Honors´´, aunque el servicio dejaba mucho que desear y acabó por desaparecer, dejando sin conexión a unos 1.500 usuarios.
Geografía
El término municipal de Zamora tiene una extensión de 149,28 km². Es la capital de la provincia homónima y petenece a la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Se ubica en el curso medio del río Duero, con una configuración longitudinal a lo largo del río, en la extensa región que forma la Meseta Norte, la parte de la Meseta Central situada al meridión del Sistema Central, en la zona noroeste de la Península Ibérica.
La parte oriental está sobre la vega del río y actúa como frontera con las comarcas de Tierra del Pan y Tierra del Vino, situadas al norte y al sur respectivamente. La parte occidental es por donde se separa del río hacia el norte y actúa de frontera con las comarcas de Tierra de Alba y de Sayago.
El casco urbano se alza sobre una amplia meseta rocosa de 26 a 32 metros de altitud sobre el río y ofrece una disposición muy alargada, ceñida en su mayor parte por una antigua muralla. Siendo la altitud de 652 msnm.
Flora y fauna
En la zona del término municipal se encuentran varias especies arbóreas, matorrales y arboleda de ribera, así como cultivos de secano en la penillanura y de regadío en las vegas de los ríos; es un territorio muy pobre desde el punto de vista productivo. Entre las especies arbóreas presentes en las dehesas destacan la encina, el quejigo, el alcornoque, el pino piñonero y el rebollo.
El pino piñonero se encuentra en torno al arroyo de Fresneda, conjuntamente con un denso matorral de jaras. La encina está presente en la penillanura del territorio, pero la necesidad de madera, leña y pastos para el aprovechamiento ganadero ha degenerado con el tiempo en montes huecos y degradados, si bien la encina es la especie arbórea con más presencia en el territorio del término municipal.
El quejigo tiene una presencia significativa en la penillanura y contribuye al reforzar el paisaje de las dehesas. El jaral, el barbecho y los cultivos de secano, principalmente cereales, complementan la flora del territorio; los matorrales están presentes en algunas laderas de los ríos Duero y Esla, y entre sus especies destacan el jaral y el carrascal.
Hay algunas zonas repobladas con pino de Alepo, principalmente en el bosque de Valorio y en el del arroyo del Zape. La flora de ribera existente en torno a los ríos, destacan las fresnedas conjuntamente con alisos, chopos y sauces. En las vegas se producen cultivos intensivos de regadío.
En el entorno del río Duero existe una fauna acuática y ornitológica asociada a las características del río, y en las distintas dehesas existen varias explotaciones ganaderas de especies animales adaptadas al entorno.
Clima
Zamora tiene un clima mediterráneo continental, con inviernos fríos y veranos cálidos. Las lluvias se concentran principalmente en dos épocas del año, la primavera y el otoño, habiendo por el contrario una marcada sequía estival. Como fenómeno meteorológico, son significativas las abundantes nieblas durante el invierno, causadas por la presencia de una masa de agua tan importante como es el Duero, que pueden ser persistentes durante días y que rebajan considerablemente la temperatura media.
Turismo
Zamora es considerada por tres de cada cuatro turistas que la visitan como una ciudad de paso, un complemento a otros destinos, y de hecho casi la mitad de ellos no llega a pernoctar en la ciudad. La mayoría del turismo es de tipo cultural , siendo las épocas de mayor afluencia la Semana Santa y el verano, mientras que el periodo de diciembre a febrero es el más bajo. La mayor llegada de visitantes se da los fines de semana. 8 de cada 10 turistas son nacionales, suponiendo los madrileños un 26,5% del total, seguidos de vascos y catalanes. De los extranjeros la mayor parte son centroeuropeos y portugueses. La estancia media es de dos días completos y una sola noche, con un gasto medio que no supera los 100 €.
Los establecimientos hoteleros de la ciudad, 34 en total, tienen una media de 60 plazas y 22 años de antigüedad, con una ocupación global anual de un 50%. Se desglosan en un Parador de Turismo, cuatro hoteles de cuatro estrellas, tres de tres, cuatro de dos, ocho de una, trece pensiones y un cámping.
Patrimonio arquitectónico
El periodo comprendido entre los siglos X y XIII es el de mayor esplendor político y económico de Zamora, lo cual tuvo también su reflejo en el campo arquitectónico. El XI en concreto está considerado como el ´´siglo de oro´´ de la ciudad, y las décadas finales del mismo y las primeras del posterior constituyen la época de mayor importancia, cualitativa y cuantitativa, del arte zamorano. El resultado de estos factores históricos es un extraordinario conjunto de arte románico, el más nutrido de España y uno de los más importantes de toda Europa.
Catedral
El edificio más significativo de la ciudad es la Catedral de Zamora, que data del siglo XII. Es un edificio muy sencillo en sus formas. Tiene planta de cruz latina, tres naves de cuatro tramos y tres ábsides que fueron sustituidos por una cabecera gótica en el siglo XVI.
La cúpula es, con su decoración exterior de escamas, el elemento más destacado del templo y un auténtico símbolo de la ciudad. De «obra genial sin paralelo en la arquitectura medieval» la calificó el historiador José Ángel Rivera de las Heras, quien añade que se convirtió en «cabeza de serie de obras semejantes en la Catedral Vieja de Salamanca, la Colegiata de Toro o la sala capitular de la seo de Plasencia».
Cuatro han sido los retablos mayores que ha tenido. El original románico fue sustituido por uno de estilo gótico hispano-flamenco, realizado por el pintor Fernando Gallego y su taller entre 1490 y 1494. Éste a su vez fue vendido en 1715 a la parroquia del cercano pueblo de Arcenillas. Se desconoce cuántas tablas lo integraban, aunque se sabe que eran al menos 35. Con la desamortización 19 fueron a parar a manos del ejecutor de la misma en la zona, Manuel Ruiz-Zorrilla, dos de cuyos descendientes donaron en 1925 al Obispado las dos que se exhiben en el Museo Diocesano: ´´Pentecostés´´ y ´´Noli me tangere´´.
El sustituto del retablo gótico fue un altar barroco del escultor Joaquín Benito Churriguera, de efímera vida, puesto que sufrió daños por el terremoto que el 1 de noviembre de 1755 arrasó Lisboa y a consecuencia de ello fue desmontado en 1758, siendo malvendido al año siguiente, desapareciendo con ello la que según los datos que se conocen constituyó la obra cumbre de su autor. Lo sustituyó el actual, de mármoles y bronce dorado, diseñado en estilo neoclásico por Ventura Rodríguez.
Ya antes de las tablas del altar mayor, la catedral había encargado a Gallego otro retablo para la capilla de San Ildefonso a finales de la década de 1470 (éste conservado in situ) y que está considerado como la obra más temprana de cuantas se conservan del pintor.
Debe destacarse también el coro, que fue construido entre 1512 y 1516 por Juan de Bruselas.
En uno de los laterales de la catedral se encuentra el Museo Diocesano, en el que destaca una extraordinaria colección de tapices franco-flamencos de los siglos XV al XVII, siendo los más sobresalientes los de la serie dedicada a la Guerra de Troya.
Iglesias románicas
En la ciudad hay censadas además de la catedral un total de 22 iglesias románicas, desde el siglo XI al XIII, entre las que destacan las siguientes:
Iglesias ubicadas en el Casco Antiguo
Iglesia de San Pedro y San Ildefonso. Esta Iglesia Arciprestal es el templo de mayor tamaño e importancia de la ciudad después de la Catedral. Es Monumento Nacional desde el año 1974. En su interior se custodian los restos de San Atilano, patrón de la ciudad y de San Ildefonso de Toledo. Su portada occidental es obra del arquitecto Joaquín Benito Churriguera.
Capitel de la Iglesia de San Claudio de Olivares.
Iglesia de San Claudio de Olivares. En el año 1157 aparece una cesión de Alfonso VII dando a entender que se trata la iglesia más antigua del románico zamorano. Aunque sus proporciones son pequeñas cuenta con un gran relieve arquitectónico, ya que es una de las variantes del románico que la ciudad ofrece. Monumento Nacional desde 1931, son especialmente destacables sus capiteles.
Iglesia de Santiago de los Caballeros. Está muy ligada al pasado histórico de la ciudad. En ella fue armado caballero por el rey Fernando I Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, siendo su madrina de armas Doña Urraca.
Iglesia de San Isidoro. De estilo románico, fue construida en el siglo XII dentro del primer recinto amurallado. Está cerca del Portillo de la Traición. Construcción que destaca por la singularidad de haberse preservado su interior prácticamente de manera original. Además se encuentra magníficamente conservada, a pesar de ubicarse en una de las zonas más altas de la ciudad y estar por tanto más expuesta a la erosión del viento.
Iglesia de La Magdalena. Monumento Nacional desde 1910. Románica, construida en los siglos XII y XIII. Además de su bellísima portada destaca, en su interior, un sepulcro de finales del románico de corte orientalizante y en el que aparece representada una dama yacente con dos ángeles que portan su alma, junto a relieves de animales y seres mitológicos. con dos ángeles que portan su alma.
Iglesia de San Cipriano. Usada con frecuencia como sala de conciertos, especialmente en el Festival Internacional de Música Pórtico de Zamora. La construcción de esta iglesia románica es de los siglos XI y XII. Sufrió muchas modificaciones y de su primera construcción sólo se conserva la cabecera y el muro norte.
Iglesia de Santa Lucía. Ubicada en el barrio que en la época medieval se llamó ´´la Puebla del Valle´´, es utilizada desde 1989 como almacén visitable del Museo Provincial de Zamora.
Iglesia de San Andrés. En origen románica, aunque fue reedificada entre 1550 y 1570 por cuenta de Antonio de Sotelo Cisneros, uno de los capitanes de Hernán Cortés en la conquista de México. De la fábrica original conserva parte de la fachada norte y la torre (desmochada).
Ábside de Santa María la Nueva.
Iglesia de San Esteban. Data del siglo XII, aunque su interior fue reformado en el siglo XVIII. Desacralizada, ha sido hasta el año 2009 la sede provisional del Museo Baltasar Lobo, este último actualmente trasladado al castillo de la ciudad y a la Casa de los Gigantes.[79]
Iglesia de Santa María la Nueva. Sustituyó a la original, que fue quemada durante el Motín de la Trucha (1158.
Las Peñas de Santa Marta, formación rocosa a orillas del Duero sobre la que se asentaron los primeros pobladores de la ciudad.
La ciudad fue fundada a inicios de la Edad del Bronce, siendo posteriormente ocupada durante la Edad de Hierro por el pueblo celtíbero de los vacceos, que la denominaron Ocalam. El asentamiento inicial se produjo en la almendra delimitada por el Castillo y la costanilla de San Ildefonso, un emplazamiento estratégico al tratarse de una meseta rocosa defendida por los ríos Duero y Valderaduey, en el que se ubicó un castro.
El poblamiento se mantuvo durante el Imperio romano. De hecho, con frecuencia se la ha identificado con la importante mansio y civitas de ´´Ocelo Durii´´ (Ojo del Duero). Según algunos tal población correspondería en realidad con la actual Villalazán, doce kilómetros al este, también a orillas del Duero, y por la que transcurría la Vía de la Plata.
Según otros estudiosos en cambio, sí que se asentaría en Zamora capital. A pesar de que hasta ahora no hayan aparecido en la ciudad restos arqueológicos de entidad correspondientes a este periodo (lo que no descarta posibles sorpresas futuras si se hicieran más excavaciones, como ocurrió recientemente con el destacado yacimiento de cerámica musulmana hallado en el solar en el que se está construyendo el Consejo Consultivo de Castilla y León), la toponimia sería un argumento en favor de la capital zamorana, ya que ´´Okelo Duri´´ originalmente significaba peñasco prominente (las Peñas de Santa Marta) y por otra parte en la orilla opuesta del río se sitúa el barrio de San Frontis, nombre de origen romano, ´´sub frontis pontis´´, por debajo del puente. Precisamente a esa altura del cauce estuvo en pie hasta 1310 el Puente Viejo o de Olivares, del que aún existen algunos restos visibles. Además existe un mapa tardorromano en el que aparece el término ´´Okelo Duri´´ que se correspondería con Zamora. A esta época corresponde Viriato, el ´´terror romanorum´´, que celebraba sus victorias sobre los romanos (ocho en total) arrancando un jirón de sus rojos estandartes y poniéndolo en su lanza, lo cual es precisamente el origen de la bandera de la ciudad (y de la provincia), la ´´Seña Bermeja´´. Se le considera nacido en Torrefrades, pueblo de la comarca de Sayago, aunque otros sitúan su origen en Portugal (Monte Herminius, en la Sierra de la Estrella) o en la provincia de Huelva.
La primera referencia documental que se tiene de la ciudad son las actas del Parrochiale Suevum del año 560, en las que se la cita con el nombre de ´´Senimure´´, tal como aparece también en unas acuñaciones de monedas de Sisebuto en el siglo posterior. Los nombres árabes de la ciudad fueron ´´Azemur´´ (olivar silvestre) y ´´Semurah´´ (ciudad de las turquesas). El nombre actual parece proceder de una de estas dos últimas etapas, y es citado como tal en el Salmanticense como ´´una de las plazas recobradas por Alfonso I a los moros´´.
Edad Media
El periodo comprendido entre los siglos X y XIII es el de mayor relevancia de Zamora dentro del contexto hispánico. La Batalla de Simancas (939) dio a los cristianos el control de los valles del Duero y del Tormes, convirtiéndose la capital zamorana (por su posición y su ventajoso emplazamiento, en lo alto de una meseta rocosa al borde del río) en una de las principales plazas fuertes que aseguraban la frontera. Su importancia fue decayendo sin embargo a partir de la Batalla de las Navas de Tolosa (1212), que abrió el sur peninsular a los reinos cristianos, perdiendo con ello Zamora su trascendencia estratégica.
Durante la Edad Media, Zamora volvió a ser tomada y destruida por los musulmanes al mando del emir Mohamed y después reconquistada por los cristianos en el reinado de rey Alfonso II de Asturias, el Casto, siendo de nuevo fortificada. El rey Alfonso III de Asturias, el Magno la repobló con mozárabes toledanos en 893, rodeándola de murallas y dotándola incluso de palacios y baños, convirtiéndose, por su emplazamiento y características, en la ciudad fortaleza más importante de los reinos cristianos. Zamora fue descrita por los cronistas árabes, como “la capital de reino de Galicia, rodeada de siete recintos amurallados y grandes fosos”. Fue una de las plazas más importantes del Reino de León, del que formó parte. Además inició la etapa de mayor esplendor político, económico y arquitectónico. El paulatino desplazamiento de la frontera hacia el sur, del Duero al Tormes, favoreció este progreso, sólo quebrado por las aceifas de Almanzor. Muhammad ibn (españolizado Almanzor), el Victorioso, lanzó en 981 un primer ataque contra la ciudad, que fue arrasada. En 986 rompió hostilidades con el rey Bermudo II, atacando Coímbra al año siguiente (dejándola de tal manera que durante siete años estuvo desierta) y dirigiéndose contra el propio León en 988, destruyendo todo lo que encontraba a su paso. Bermudo se refugió en Zamora pero nada pudo contener el avance enemigo. León, después de resistir cuatro días, fue asaltado, saqueado, incendiado y sus murallas destruidas, Zamora capituló y Bermudo hubo de huir a Galicia. En 997 Zamora volvió a sufrir la acción del musulmán, pues en su camino hacia Santiago de Compostela arrasó de nuevo la ciudad, además de León y Astorga.
´´Zamora la bien cercada´´ la llamó Fernando I de León y Castilla, el Magno. Este monarca la reconstruyó en 1055, la repobló con montañeses y amuralló nuevamente, para cedérsela luego a su hija Doña Urraca. Su posición privilegiada la hizo objeto de disputa entre los divididos reinos cristianos. Durante uno de los cercos a la ciudad sucedió un hecho notable que se perpetuó en el romancero español: la muerte por sorpresa, a manos del noble zamorano Vellido Dolfos, del rey Sancho II cuando éste intentaba tomar la ciudad gobernada por su hermana. La posibilidad de que el inductor hubiera sido el principal beneficiado (el rey Alfonso VI, quien había sido encarcelado por Sancho II, su hermano), es la que, según los cantares de gesta, habría provocado que uno de los nobles castellanos presentes en el asedio, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, le hiciera jurar no haber participado en la muerte de su hermano (la jura de Santa Gadea -Burgos-). Tanto el arrojo de Vellido como el atrevimiento de Rodrigo han pasado a ser tópicos literarios y hasta coloquiales, así como la bravura de la ciudad durante el asedio, inmortalizada en el dicho No se ganó Zamora en una hora. En el lugar en el que, según la tradición, fue asesinado el soberano Sancho II por Bellido Dolfos, se encuentra situado un tosco monumento rematado en cruz y denominado Cruz del Rey Don Sancho.
Zamora es un municipio y ciudad española ubicada en el noroeste de la Península Ibérica, capital de la provincia homónima, en la comunidad autónoma de Castilla y León,[9] cerca de la frontera con Portugal y a una altura de 652 metros sobre el nivel del mar.
El casco antiguo de la ciudad tiene la calificación de Conjunto Histórico-Artístico desde 1973. El núcleo principal del mismo -con una disposición muy alargada y en buena parte circundado por murallas- se alza sobre una amplia meseta rocosa (la ´´peña tajada´´ de la que habla el Romancero Viejo) de 26 a 32 metros de altura, emplazada al borde del río Duero, que la ciñe por el sur. Estas características le valieron el sobrenombre de ´´la bien cercada´´.
En 2009 contaba con 66.293 habitantes, siendo la extensión de su término municipal de 149,28 km². Dista 66 km de Salamanca, 93 de Valladolid, 253 de Madrid y 55 de la localidad fronteriza portuguesa de Miranda do Douro.
Sobresale su conjunto de edificios románicos, el más importante de la Península Ibérica y uno de los más destacados de Europa, estando en trámites su declaración como Patrimonio Europeo. Este patrimonio románico consta, además de la Catedral (de señalado cimborrio con decoración exterior de escamas), de otras veinticuatro iglesias, un castillo, murallas, un puente, dos palacios y nueve casas, razón por la cual Zamora está considerada ´´la ciudad del Románico´´. Quince del total de los templos están declarados Bien de Interés Cultural, incluidos algunos de estilos posteriores. Por otro lado, es asimismo notable por su conjunto de edificios modernistas (diecinueve en total), el único de la España interior junto con el de Teruel.[25] Entre sus festividades sobresale la celebración de la Semana Santa, declarada de Interés Turístico Internacional.
La ciudad alberga instituciones regionales e internacionales, tales como el Museo Etnográfico de Castilla y León, el Consejo Consultivo de Castilla y León y la organización de cooperación hispano-lusa Fundación Rei Afonso Henriques (FRAH).
Fue la primera ciudad del mundo con cobertura global WiFi, recibiendo el proyecto, llamado ´´Zamora Hot City´´, el ´´Nobel´´ de la informática, el ´´Computerworld Honors´´, aunque el servicio dejaba mucho que desear y acabó por desaparecer, dejando sin conexión a unos 1.500 usuarios.
Geografía
El término municipal de Zamora tiene una extensión de 149,28 km². Es la capital de la provincia homónima y petenece a la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Se ubica en el curso medio del río Duero, con una configuración longitudinal a lo largo del río, en la extensa región que forma la Meseta Norte, la parte de la Meseta Central situada al meridión del Sistema Central, en la zona noroeste de la Península Ibérica.
La parte oriental está sobre la vega del río y actúa como frontera con las comarcas de Tierra del Pan y Tierra del Vino, situadas al norte y al sur respectivamente. La parte occidental es por donde se separa del río hacia el norte y actúa de frontera con las comarcas de Tierra de Alba y de Sayago.
El casco urbano se alza sobre una amplia meseta rocosa de 26 a 32 metros de altitud sobre el río y ofrece una disposición muy alargada, ceñida en su mayor parte por una antigua muralla. Siendo la altitud de 652 msnm.
Flora y fauna
En la zona del término municipal se encuentran varias especies arbóreas, matorrales y arboleda de ribera, así como cultivos de secano en la penillanura y de regadío en las vegas de los ríos; es un territorio muy pobre desde el punto de vista productivo. Entre las especies arbóreas presentes en las dehesas destacan la encina, el quejigo, el alcornoque, el pino piñonero y el rebollo.
El pino piñonero se encuentra en torno al arroyo de Fresneda, conjuntamente con un denso matorral de jaras. La encina está presente en la penillanura del territorio, pero la necesidad de madera, leña y pastos para el aprovechamiento ganadero ha degenerado con el tiempo en montes huecos y degradados, si bien la encina es la especie arbórea con más presencia en el territorio del término municipal.
El quejigo tiene una presencia significativa en la penillanura y contribuye al reforzar el paisaje de las dehesas. El jaral, el barbecho y los cultivos de secano, principalmente cereales, complementan la flora del territorio; los matorrales están presentes en algunas laderas de los ríos Duero y Esla, y entre sus especies destacan el jaral y el carrascal.
Hay algunas zonas repobladas con pino de Alepo, principalmente en el bosque de Valorio y en el del arroyo del Zape. La flora de ribera existente en torno a los ríos, destacan las fresnedas conjuntamente con alisos, chopos y sauces. En las vegas se producen cultivos intensivos de regadío.
En el entorno del río Duero existe una fauna acuática y ornitológica asociada a las características del río, y en las distintas dehesas existen varias explotaciones ganaderas de especies animales adaptadas al entorno.
Clima
Zamora tiene un clima mediterráneo continental, con inviernos fríos y veranos cálidos. Las lluvias se concentran principalmente en dos épocas del año, la primavera y el otoño, habiendo por el contrario una marcada sequía estival. Como fenómeno meteorológico, son significativas las abundantes nieblas durante el invierno, causadas por la presencia de una masa de agua tan importante como es el Duero, que pueden ser persistentes durante días y que rebajan considerablemente la temperatura media.
Turismo
Zamora es considerada por tres de cada cuatro turistas que la visitan como una ciudad de paso, un complemento a otros destinos, y de hecho casi la mitad de ellos no llega a pernoctar en la ciudad. La mayoría del turismo es de tipo cultural , siendo las épocas de mayor afluencia la Semana Santa y el verano, mientras que el periodo de diciembre a febrero es el más bajo. La mayor llegada de visitantes se da los fines de semana. 8 de cada 10 turistas son nacionales, suponiendo los madrileños un 26,5% del total, seguidos de vascos y catalanes. De los extranjeros la mayor parte son centroeuropeos y portugueses. La estancia media es de dos días completos y una sola noche, con un gasto medio que no supera los 100 €.
Los establecimientos hoteleros de la ciudad, 34 en total, tienen una media de 60 plazas y 22 años de antigüedad, con una ocupación global anual de un 50%. Se desglosan en un Parador de Turismo, cuatro hoteles de cuatro estrellas, tres de tres, cuatro de dos, ocho de una, trece pensiones y un cámping.
Patrimonio arquitectónico
El periodo comprendido entre los siglos X y XIII es el de mayor esplendor político y económico de Zamora, lo cual tuvo también su reflejo en el campo arquitectónico. El XI en concreto está considerado como el ´´siglo de oro´´ de la ciudad, y las décadas finales del mismo y las primeras del posterior constituyen la época de mayor importancia, cualitativa y cuantitativa, del arte zamorano. El resultado de estos factores históricos es un extraordinario conjunto de arte románico, el más nutrido de España y uno de los más importantes de toda Europa.
Catedral
El edificio más significativo de la ciudad es la Catedral de Zamora, que data del siglo XII. Es un edificio muy sencillo en sus formas. Tiene planta de cruz latina, tres naves de cuatro tramos y tres ábsides que fueron sustituidos por una cabecera gótica en el siglo XVI.
La cúpula es, con su decoración exterior de escamas, el elemento más destacado del templo y un auténtico símbolo de la ciudad. De «obra genial sin paralelo en la arquitectura medieval» la calificó el historiador José Ángel Rivera de las Heras, quien añade que se convirtió en «cabeza de serie de obras semejantes en la Catedral Vieja de Salamanca, la Colegiata de Toro o la sala capitular de la seo de Plasencia».
Cuatro han sido los retablos mayores que ha tenido. El original románico fue sustituido por uno de estilo gótico hispano-flamenco, realizado por el pintor Fernando Gallego y su taller entre 1490 y 1494. Éste a su vez fue vendido en 1715 a la parroquia del cercano pueblo de Arcenillas. Se desconoce cuántas tablas lo integraban, aunque se sabe que eran al menos 35. Con la desamortización 19 fueron a parar a manos del ejecutor de la misma en la zona, Manuel Ruiz-Zorrilla, dos de cuyos descendientes donaron en 1925 al Obispado las dos que se exhiben en el Museo Diocesano: ´´Pentecostés´´ y ´´Noli me tangere´´.
El sustituto del retablo gótico fue un altar barroco del escultor Joaquín Benito Churriguera, de efímera vida, puesto que sufrió daños por el terremoto que el 1 de noviembre de 1755 arrasó Lisboa y a consecuencia de ello fue desmontado en 1758, siendo malvendido al año siguiente, desapareciendo con ello la que según los datos que se conocen constituyó la obra cumbre de su autor. Lo sustituyó el actual, de mármoles y bronce dorado, diseñado en estilo neoclásico por Ventura Rodríguez.
Ya antes de las tablas del altar mayor, la catedral había encargado a Gallego otro retablo para la capilla de San Ildefonso a finales de la década de 1470 (éste conservado in situ) y que está considerado como la obra más temprana de cuantas se conservan del pintor.
Debe destacarse también el coro, que fue construido entre 1512 y 1516 por Juan de Bruselas.
En uno de los laterales de la catedral se encuentra el Museo Diocesano, en el que destaca una extraordinaria colección de tapices franco-flamencos de los siglos XV al XVII, siendo los más sobresalientes los de la serie dedicada a la Guerra de Troya.
Iglesias románicas
En la ciudad hay censadas además de la catedral un total de 22 iglesias románicas, desde el siglo XI al XIII, entre las que destacan las siguientes:
Iglesias ubicadas en el Casco Antiguo
Iglesia de San Pedro y San Ildefonso. Esta Iglesia Arciprestal es el templo de mayor tamaño e importancia de la ciudad después de la Catedral. Es Monumento Nacional desde el año 1974. En su interior se custodian los restos de San Atilano, patrón de la ciudad y de San Ildefonso de Toledo. Su portada occidental es obra del arquitecto Joaquín Benito Churriguera.
Capitel de la Iglesia de San Claudio de Olivares.
Iglesia de San Claudio de Olivares. En el año 1157 aparece una cesión de Alfonso VII dando a entender que se trata la iglesia más antigua del románico zamorano. Aunque sus proporciones son pequeñas cuenta con un gran relieve arquitectónico, ya que es una de las variantes del románico que la ciudad ofrece. Monumento Nacional desde 1931, son especialmente destacables sus capiteles.
Iglesia de Santiago de los Caballeros. Está muy ligada al pasado histórico de la ciudad. En ella fue armado caballero por el rey Fernando I Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, siendo su madrina de armas Doña Urraca.
Iglesia de San Isidoro. De estilo románico, fue construida en el siglo XII dentro del primer recinto amurallado. Está cerca del Portillo de la Traición. Construcción que destaca por la singularidad de haberse preservado su interior prácticamente de manera original. Además se encuentra magníficamente conservada, a pesar de ubicarse en una de las zonas más altas de la ciudad y estar por tanto más expuesta a la erosión del viento.
Iglesia de La Magdalena. Monumento Nacional desde 1910. Románica, construida en los siglos XII y XIII. Además de su bellísima portada destaca, en su interior, un sepulcro de finales del románico de corte orientalizante y en el que aparece representada una dama yacente con dos ángeles que portan su alma, junto a relieves de animales y seres mitológicos. con dos ángeles que portan su alma.
Iglesia de San Cipriano. Usada con frecuencia como sala de conciertos, especialmente en el Festival Internacional de Música Pórtico de Zamora. La construcción de esta iglesia románica es de los siglos XI y XII. Sufrió muchas modificaciones y de su primera construcción sólo se conserva la cabecera y el muro norte.
Iglesia de Santa Lucía. Ubicada en el barrio que en la época medieval se llamó ´´la Puebla del Valle´´, es utilizada desde 1989 como almacén visitable del Museo Provincial de Zamora.
Iglesia de San Andrés. En origen románica, aunque fue reedificada entre 1550 y 1570 por cuenta de Antonio de Sotelo Cisneros, uno de los capitanes de Hernán Cortés en la conquista de México. De la fábrica original conserva parte de la fachada norte y la torre (desmochada).
Ábside de Santa María la Nueva.
Iglesia de San Esteban. Data del siglo XII, aunque su interior fue reformado en el siglo XVIII. Desacralizada, ha sido hasta el año 2009 la sede provisional del Museo Baltasar Lobo, este último actualmente trasladado al castillo de la ciudad y a la Casa de los Gigantes.[79]
Iglesia de Santa María la Nueva. Sustituyó a la original, que fue quemada durante el Motín de la Trucha (1158.
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Lat : 41.468705786141626 - Lon : -5.752017846093755
N41° 28' 7.3408301098536 " W5° 45' 7.2642459375179"
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